Carreteras secundarias. Activismo periodista para otra realidad

Presentación de la publicación de la Coordinadora – Día 4 de diciembre, 19h. Hotel Kafka.

A través de este libro nos planteamos cómo construir estrategias y alianzas para que lo que ocurre en el mundo y nos atañe como ciudadanía global sea contado con rigor. Cómo, desde nuestras particularidades de ONG, podemos perfilar estrategias comunes con periodistas y movimientos sociales que, al igual que nosotras, entienden que la comunicación es ante todo política y que ejercerla como tal no siempre es fácil. Nos plantemos cómo crear nuevas narrativas que vayan mucho más allá de la recaudación de fondos o la descripción de la pobreza y que denuncien sus causas, generen cambios y desenmascaren a un sistema global infame que empobrece a las personas y a las sociedades en todo el mundo.

Con un pie en el periodismo y otro en la cooperación, somos muy conscientes de la precariedad laboral en el que actualmente tienen que trabajar los y las periodistas. Conocemos también las enormes dificultades que los movimientos sociales se encuentran para que sus demandas y propuestas sean visibilizadas en los medios de comunicación –y, por tanto, consideradas por los poderes políticos. Y por supuesto, vivimos a diario la dificultad de las ONGD para explicar adecuadamente sus planteamientos de cambio. Por eso quisimos construir algunas recomendaciones conjuntas para crear alianzas que mejoren la información que llega al público a través de los medios internacionales,  locales o  alternativos. Es ésta una modesta aportación para evitar que, como dice Olga Rodríguez “los pobres, los desposeídos, los anónimos, la gente de la calle, contemplen a través de los medios cómo los integrantes del poder político, económico y financiero gozan de un altavoz diario del que ellos carecen”.

Para ello elegimos tres procesos internacionales a los que asistimos recientemente y que hasta hace muy poco parecían inimaginables. La revolución en Egipto o el movimiento #Yosoy132 de México, que demostraron el enorme poder de las nuevas formas de hacer política ciudadana. Y una situación que, ingenuamente, concebíamos perteneciente a siglos pasados: la primera hambruna del S.XXI que golpeó al Cuerno de África condenando a más de 18 millones de personas a riesgo de muerte por inanición. 

Contamos para esta iniciativa con excelentes profesionales del periodismo, representantes de los movimientos sociales y de las ONG que analizan los hechos desde el lugar que se produjeron porque, como bien dice el Maestro Kacuscinki  “para tener derecho a explicar se tiene que tener un conocimientos directo, físico, emotivo, olfativo, sin filtros ni escudos protectores, sobre aquello de lo que se habla. (…) Es erróneo escribir sobre alguien con quien no se ha compartido al menos un poco de su vida”.

En resumen, el objetivo fundamental de esta publicación es generar más preguntas que respuestas. Porque sólo con la búsqueda constante, y la construcción colectiva podemos contrarrestar un sistema que invisibiliza las propuestas de miles de personas, que crea imágenes generalizadas sobre ellas y que condiciona las decisiones políticas. Apostamos por lo que Bru Rovira denomina “carreteras secundarias”, esos espacios e historias humanas a las que los grandes conglomerados empresariales de comunicación nunca llegan.

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Los periodistas como contandores de historias

La comunicación para el desarrollo es una vocación árida. Pero bonita ¡eh!. Contamos cosas que muchos no quieren escuchar, somos portavoces de gente invisibilizada a propósito. Trabajamos contra corriente, con pocos recursos. Pero tenemos suerte. Nuestro trabajo es ilusionante: intentamos transmitir valores positivos. Estamos del lado de los buenos. Luchamos por la justicia, la igualdad, la solidaridad, el respeto por la naturaleza, el disfrute por lo que es diferente. Ganamos (a veces) batallas que mejoran el mundo.

Hasta ahora, han sido unos pocos los teóricos de la comunicación para el desarrollo que nos han ayudado y guiado en nuestra tarea. Deberíamos tener más tiempo para leerlos: desde Habermas a Gumucio, desde Mc Bride a Freire. Desde Rosa María Alfaro hasta Javier Erro o Manuel Chaparro. Todos enriquecen nuestras bases teóricas, que mejoran nuestras prácticas comunicativas.

En los últimos meses asistimos a una crisis de las ONG, que también lleva aparejada una crisis de los comunicadores en las ONG (vale, vale…..prometo no mentar la crisis más veces),  pero, ¿por qué llevamos más de cincuenta años intentando cambiar estructuras injustas y hemos conseguido tan poco? ¿Qué está fallando en la comunicación para otro mundo posible? ¿Será que no sabemos explicarnos o  (a veces llego a pensar en momentos de derrotismo) que no tenemos razón?

Felizmente, el nuevo siglo trae gente muy valiente y con ideas. Por ejemplo Martin Kirk y su análisis del proyecto Common Cause, un grupo interdisciplinar de ONG potentes como WWF, Oxfam o Adena que desde Reino Unido profundiza sobre los marcos de valor y su relación con el cambio en las conductas de la gente.

La semana pasada, algunas mentes inquietas y que nos preocupamos sin descanso por esta nuestra tarea de transformar las cosas, tuvimos la suerte de encontrarnos con Michael Narberhaus, uno de los europeos que trata de unir a ONG, movimientos sociales y académicos de cara a  “La gran transición” un movimiento de cambio sobre el que vienen reflexionando instituciones tan serias como la CEPAL además de movimientos ecologistas y demás buscadores de transformación global.

Michael vino a la Coordinadora Española de ONG a presentar su informe “SMart CSo. Leverage points for effective CSO strategies” (algo así como 5 puntos para que las organizaciones seamos más efectivas).

No es este el foro para contaros este interesante informe que habla de la importancia de tratar el pensamiento sistémico, trabajar en red  o innovar en nuevos modelos. Lo tenéis en el link.

Intentaré rescatar el punto que nos afecta más como comunicadores. Algo que podríamos llamar el desarrollo de “nuevas narrativas”, que tiene que ver con nuestro papel como contadores de historias. Porque las historias no son otra cosa que la manera en la que entendemos y explicamos el mundo. Según esta corriente es necesario buscar nuevas narrativas para rellenar los huecos de las historias que han perdido la vigencia. No sé si todo esto es muy enrevesado. A mi entender, nuestro papel de cara a los próximos años, me emocionó. Somos contadores de historias

Para ello nos aconsejó leer a Jonah Sachs en su artículo sobre Creadores de Mitos” publicado en la nada más y nada menos que prestigiosa Harvard Bussiness Review Press (publicación que nunca he leído pero suena cultísima). El libro va dirigido a los «marquetinianos», pero debería ser leído con mucha atención por nosotros mismos, no vaya a ser que otros nos ganen la batalla.

¿La historia de caperucita sigue vigente? ¿O la de los tres cerditos? ¿Adán y Eva? ¿Que el sueño americano ha fracasado? Tengamos cuidado. Que puede ser sustituido por el discurso de la Tea Party o del Ocuppy Wall Street. Dependiendo de la historia que la sociedad elija,  depende nuestro futuro.

 

Por Arantxa Freire, responsable de Comunicación en la ONG Habitafrica

Vídeo de la presentación de #ParadigmaTIC@s

Con un formato de diágolo entre las personas presentes y quienes siguieron el encuentro por las redes, la publicación #ParadigmaTIC@s, de la Coordinadora de ONGD se presentó el día 24 de abril en el MediaLab Prado de Madrid.

Aquí podéis ver el vídeo del encuentro con intervenciones de algunas y algunos de sus autores – Leila Nachawati, Juanlu Sánchez, Xosé Ramil, Arancha Cejudo, Valentín Villarroel y Daniel González.

Para ver el vídeo, pinchar AQUÍ

Reflexiones #ParadigmaTIC@s

Hoy finalmente  #ParadigmaTIC@s se ha dejado ver en vivo y en directo. En la presentación de esta publicación de la Coordinadora de ONGD participaron varios de sus autores Leila Nachawati, Xosé Ramil, Juanlu Sánchez, Arancha Cejudo, Daniel González, Lola Díaz-Salado, Antonio González y otros y otras que, a través de las redes nos enviaron sus contribuciones.

Una treinta personas nos acompañaron en Media Lab Prado y muchas otras por Twitter. Llegamos a ser Trending Topic con la etiqueta #ParadigmaTIC@s – (en este documento puedes ver las discusiones online)

Si algo quedó claro en la presentación de #ParadigmáTIC@s es que somos un mundo en cambio. La cultura en red afecta a todos los aspectos de nuestra vida, como afecta, de igual forma, a las organizaciones sociales. En este contexto, debemos preguntarnos qué queremos ser. ¿Tendremos capacidad de ser anfibios y adaptarnos a los nuevos tiempos?, preguntaba Víctor Marí.

Para Juanlu Sánchez, la cuestión está en definir quiénes somos: ¿líderes de ejecución de proyectos o líderes de incidencia que generan cambios sociales y políticos? Si nos decantamos por esta última opción, la comunicación, sin duda, tiene un rol central que jugar. Una comunicación que pasa por nuevos conceptos que forman parte de esa nueva cultura en red.

Uno de ellos es el procomún; algo que, curiosamente las ONG vienen realizando históricamente, aún sin ser conscientes de ello – como señaló Xosé Ramil. La fuerza ahora ya no reside tanto en la unión, como en la redistribución; en la puesta en común de todo lo que somos. Juanlu Sanchéz llamó a las organizaciones sociales a fomentar el pensamiento crítico individual a favor de lo común; a impulsar el liderazgo individualizado de sus miembros más allá de jefes o jefas. 

Arancha Cejudo puso cierta polémica sobre la mesa al defender la necesidad de estar en la vanguardia. Cuidado con los miedos a apostar por ello, afirmó, porque pueden frenarnos, paralizarnos. Dejemos de planificar, dijo, y apostemos por nuestras causas, nuestros valores, nuestra visión y misión. La gente se identifica con eso, no con las marcas. Para Cejudo estamos en un momento de cambio, en el que contamos con las herramientas pero no generamos cambios sustanciales. Tal vez tendríamos que preguntarnos, afirmó, si estamos dispuestos a ser lo que éramos: organizaciones de base participativas.

La Primavera Árabe y sus lecciones vinieron de la mano de Leila Nachawati, quien destacó la importancia de la construcción conjunta de ciudadanía. Una ciudadanía que defiende los espacios que le permiten la construcción conjunta de propuestas. En países como Siria o Egipto el enemigo del poder no son las herramientas, sino la libertad. Ese control, alertó, está también sobre la mesa en países como el nuestro. Es preocupante, afirmó, que nos hayamos relajado en contextos como el nuestro cuando hay derechos que están siendo fácilmente anulados.

Si queremos que la ciudadanía nos conozca menor (según Daniel González la sociedad apoya a las ONG de manera general, aún sin conocerlas bien), si queremos provocar cambios, crear puentes entre las sociedades del Norte y del Sur (como demandaron Antonio González y Valentín Villarroel), debemos apostar por la comunicación en red y hacerlo con valentía.

 

Algunas pistas básicas generadas en el debate:

– Menos marcas y más causas

– Menos planificación y más reacción

– Menos notas de prensa y comunicados revisados hasta el infinito y más posición rápida y contundente

– Más comunicación en red y más apropiación de ellas

– Más escucha y más valentía.

Las reflexiones recogidas son, sin duda, múltiples e interesantísimas. Casi dan para una nueva segunda edición de #ParadigmaTIC@s, como alguna persona demandó. Quién sabe… Mientras tanto, os dejamos el primero de los vídeos que grabamos con los autores del libro: Arancha Cejudo, quien habla de la necesidad de dar un paso al frente hacia el cambio y darlo con ganas.

En los próximos días, publicaremos más vídeos y más reflexiones #ParadigmaTICas 😉

 

 

11 preguntas sobre la cultura digital en las ONGD

La Coordinadora presenta #paradigmáTIC@s. Comunicación y cultura digital en las ONG de Desarrollo, una publicación en la que 11 autores analizan cómo la cultura digital es una clave para trabajar por la transformación social.

Coordinado por Xosé Ramil, el libro plantea una serie de preguntas que pretenden ser semillas de cambio para las organizaciones y cajas de pandora que, al contrario de lo que sucedía en la mitología griega, contengan herramientas para entender una realidad social en pleno cambio.

Estas herramientas deberían servir para que las ONG de Desarrollo encuentren respuestas al papel que quieren desempeñar como agentes de cambio.

La presentación del libro será el próximo 24 de abril en el MediaLab-Prado de Madrid, a las 12:00 de la mañana (Pendiente de confirmación)

https://desycom.wordpress.com/paradigmaticos/

De divinas y de humanos (ropa de lujo en la miseria)

Compartimos el texto elaborado por nuestra compañera María Sande, de Solidaridad Internacional, elaborado a raíz de la campaña publicitaria de Donna Karan en Haití.
El texto original puede ser consultado en este enlace: http://si-meimporta.blogspot.com/2011/12/de-divinas-y-de-humanos-ropa-de-lujo-en.html

Ya está bien, joder… Es lo primero que me viene a la cabeza al ver el anuncio de Donna Karanfotografiado en Jacmel, Haití. ¿Es que el mundo de la publi se mira tanto su ombligo que no es capaz de ver cuando su criterio “estético” atenta contra la más básica moral y dignidad humana? ¿No es “de cajón” que utilizar a personas en situación de pobreza o vulnerabilidad como fondo y decorado para vender moda de lujo es simplemente obsceno?

Ya hace un par de años nos asombrábamos con la campaña de la firma de moda Missing Johnny en la que se presentaba el “look cooperante de la temporada”. En ella, personas inmigrantes recién llegadas en patera o claramente desfavorecidas, aparecían bajo la protección de una “modelo cooperante” sonriente, caritativa, mirando a cámara… y divina ella con sus vestiditos de la firma en cuestión.

Por cierto, practiquísimos los tacones para pisar fuerte en terreno. En fin.

Dejando aparte el tema de la moralidad de estas prácticas publicitarias, hay algo que me rasca más en el caso de la foto de DK en Jacmel (por si no nos dábamos cuenta: “Photographed in Haiti. Discover the beauty and inspiration” (¡)). Quizás es mi hipersensibilidad hacia todo lo que tiene que ver con este país y esta ciudad en concreto, especialmente en fechas como estas. O quizás es fruto de haber trabajado, debatido y conversado mucho sobre ello con colegas periodistas “de los dos lados”: medios y organizaciones sociales. El caso es que me rebelo cada vez que veo imágenes donde personas haitianas son retratadas en actitudes como las de esta foto. Esas miradas perdidas en el horizonte, ese gesto resignado… reflejan una pasividad y una aceptación de su situación de víctimas que yo no encontré en Haití, ni siquiera en medio de las peores circunstancias imaginables.

En los meses tras el terremoto este tipo de imágenes se alternaban en nuestros medios con las de personas violentas, descontroladas y sanguinarias, usando la fuerza para “saquear y robar” lo poco que quedaba en pie en el país, y para imposibilitar la llegada de la ayuda humanitaria… No voy a abundar en detalles porque me canso a mí misma escuchándome repetir las mismas cosas, pero sí dejo caer, una vez más, que el uso de mensajes de este tipo no es inocente. No es inocuo. No es imparcial. Y no es un tema únicamente moral. La repetición de estos estereotipos en los medios masivos configura imaginario colectivo, y deja una huella indeleble en nuestra percepción de otras realidades que quedan fuera de nuestra experiencia directa.

Por eso, es fácil entender que tras un bombardeo mediático de este tipo, aceptemos como única solución posible que la reconstrucción del país tenga que hacerse “desde fuera”. Es decir, por parte de nuestras empresas y sin contar con la opinión de sus gobernantes. ¿De qué otra forma podría ser, en un país de salvajes pasivos / violentos, con un gobierno inoperante y sin capacidad de reacción? Que nos lo dejen a nosotros, que sabemos hacerlo bien y además haremos nuestro negoci… esto… colaboraremos bienintencionadamente en la reconstrucción del querido país caribeño.

Entretanto, aprovecho para recordar las palabras de Gerald Mathurin, un ejemplo del coraje, el valor y la capacidad de salir adelante del pueblo haitiano:

“Lo esencial es reconstruir este país: en su dimensión física, por supuesto, pero también y sobre todo en sus dimensiones moral, social y espiritual, intentando reforzar y apoyar el humanismo haitiano, que tiene su fuente en nuestra riqueza cultural.

¿Acaso no ha sido este humanismo el que supo, durante los tres primeros días tras el terremoto, movilizar a hombres y mujeres para remover los escombros con sus manos desnudas para salvar vidas? ¿para compartir su agua, sus ropas y comida, a pesar de la enorme precariedad? Basando unilateralmente lo humanitario en la ayuda exterior, corremos el riesgo de ahogar el humanismo haitiano.”

Sísifo en Sirte – Artículo de Bru Rovira

Compartimos el artículo que escribió Bru Rovira a raíz de su participación en la Mesa Redonda sobre «Responsabilidad Periodística en la Lucha contra la Pobreza«, que organizó la Coordinadora de ONGD el día 13 de octubre de 2011

Sísifo en Sirte (Ara, 30-10-2011)
Bru Rovira
Hace unos días asistí en Madrid a un debate sobre el periodismo solidario. Se discutía qué podía hacer el periodismo para dar a conocer la pobreza en el mundo y ayudar a mejorarla. Pronto, el debate cogió un tono apocalíptico, de final de época, y la cosa derivó en un tipo de catarsis colectiva en que, si lo tuviéramos que resumir en una frase, la pobreza del tercer mundo es un camino de rosas al lado de la amargura, el desconcierto, la frustración y el malestar propio, del cual el periodismo tiene una parte importante de responsabilidad.

Lo que me pareció entender de las quejas que expresaba la audiencia presente en la sala es que lo que nos desconcierta no es tanto la falta de información, la manipulación o el engaño, la censura o la falta de calidad, sino la dificultad para convertir el exceso en alguna cosa sólida. La paradoja de tenerlo todo al alcance, de verlo en directo, al instante, y repetido una y otra vez y no acabarlo de entender, porque cuando lo queremos atrapar descubrimos que se deshace por todas las costuras, es una mayonesa cortada, un puré imposible de solidificar: «pensamiento líquido», como dice el filósofo Zygmunt Bauman. Por otro lado, tenemos tanto ruido en la cabeza que resulta prácticamente imposible concentrarse, tejer una mínima idea coherente, una idea propia, porque cuando te parece que estás a punto de hacerlo un nuevo principio de idea te distrae y acaba, también, tragado por un alud sin fin.

Así, a medida que se iban produciendo las intervenciones del debate tenía la impresión de asistir a la escenificación de un tipo de mito de Sísifo de la modernidad, con el periodismo y la comunicación como principales protagonistas. Y que las redes sociales, el Twitter y toda la parafernalia de iPhones, ordenadores y teléfonos móviles que participaban activamente del debate enviando señales aquí y allá desde la sala y recibiendo también constantemente del exterior, ves a saber con qué finalidad, repetían la experiencia trágica de Sísifo, el héroe clásico castigado a levantar una enorme piedra y arrastrarla hasta la cumbre de una montaña una y otra vez para verla rodar después cuando caía pendiente abajo. «Al final de este largo esfuerzo -escribe Albert Camus-, medido por el espacio sin cielo y el tiempo sin profundidad, consigue la meta. Sísifo mira entonces como la piedra baja durante unos instantes hacia aquel mundo inferior desde el cual habrá que remontarla hasta las cumbres. Vuelve a bajar a la llanura».

Manuel Vicent describe de una manera magnífica y muy mediterránea esta repetición absurda. Lo hace en la piscina de la playa de la Malvarrosa, cuando el saltador sube una y otra vez al trampolín en una demostración que quiere impresionar a las chicas pero que acaba derivando en un castigo, un acto sin finalidad: el salto y la ascensión convertidos en un gesto inútil. El Roto trata el mismo tema con una imagen contundente: un hombre habla por teléfono ante un ordenador abierto. «Gracias a las nuevas tecnologías me informo al segundo y olvido al instante», dice el texto.

Reflexiones necesarias
Las últimas semanas han pasado algunas cosas en el mundo y en nuestro país de una importancia enorme, cosas como el final de la violencia de ETA y la muerte de Gaddafi. Son cuestiones que nos obligan a reflexionar sobre temas tan importantes como la guerra, la violencia terrorista, la justicia, la democracia, la revuelta. Pero la impresión general -impresión manifiesta al mencionado debate en Madrid- es que las cosas importantes sobre las cuales nos interpelan estos hechos acaban diluyéndose, agitadas por un alud de emociones, de imágenes, de informaciones, un tipo de fango cerebral que tan pronto como entra por los ojos o por las orejas se va por el estómago.

Si cogemos, por ejemplo, el caso de Libia, vemos una secuencia según la cual primero hay una revuelta popular y después la OTAN interviene militarmente con el objetivo, dicen, de proteger la población civil amenazada por Gaddafi. Finalmente, hay una guerra y el acto que pone fin es el linchamiento de Gaddafi a manos de los soldados del Consejo de Transición, después de que dos aviones franceses pararan con misiles el convoy que huía de Sirte.

Lo que ha pasado en Libia, pues, lo tiene todo para que se haga un debate y se saquen conclusiones y responsabilidades sobre el mundo donde vivimos. El debate sobre la «guerra preventiva» o la «guerra justa» (la «injerencia humanitaria», como dicen los franceses, o la «responsabilidad de proteger» -R2P-, como dicen los norteamericanos). También el debate sobre la democracia y el encaje del islam en el mundo de hoy. Ya ha explicado el historiador Eugene Rogan que en los países árabes los islamistas ganarán cualquier elección libre y justa que se celebre al final de las revueltas. Las responsabilidades y los intereses también nuestros con la dictadura. Con la muerte de Gaddafi, «los gobiernos occidentales pueden respirar tranquilos», escribe un comentarista del Foreig Policy, que no quiere ni imaginar lo que podría salir si se hiciera un juicio público. El papel del Tribunal Penal Internacional. La práctica de los asesinatos selectivos como pasó con Bin Laden -con Obama hablando de la voluntad divina!- y pasa cada vez más en el Yemen y en Somalia.

Pero todo esto no lo podemos atrapar, convertirlo en un debate mínimamente sólido. Las imágenes son demasiado fuertes: Gaddafi agoniza entre la masa, lo vemos como intenta hablar lleno de sangre en el rostro, nos debatimos entre mirar o dejar de mirar, dudamos si está bien lo que vemos, si disfrutamos, si se lo merece -el malparido-, si quizá tendría que haber un juicio… Escalamos la subida, la piedra cae, volvemos a bajar a recogerla, no paramos.

La información de África: espectáculo y “neobárbaros”

Compartimos en nuestro blog sobre comunicación y desarrollo las reflexiones de Antoni Castel sobre el continente africano en los medios de comunicación.

En las crisis humanas africanas, la televisión ha sido determinante para la intervención internacional. En muchas ocasiones, la crisis no existe hasta que los medios de comunicación, y en especial la televisión, informan de la hambruna o de la llegada masiva de refugiados a un lugar determinado. Benthall (1993) (4) habla de la capacidad de los medios de ser “constructores de desastres”, porque hasta que no llegan las cámaras de televisión, la crisis humana sólo existe para los que la padecen. Así ocurrió en una época en que no había televisión global, en la hambruna de los años 80 en Etiopía, conocida en el país y en la región, pero que no mereció una respuesta occidental hasta que fueron difundidas las imágenes de muerte por una cadena de televisión del Reino Unido.

En la hambruna de 2011 en Somalia ha ocurrido lo mismo: los países más desarrollados no han reaccionado hasta que la televisión global, e inmediatamente después las televisiones no globales y la prensa escrita, se desplazó a los campos de refugiados de Kenia. La hambruna existía, como alertaban desde hacía semanas los organismos internacionales, en especial las Naciones Unidas, pero no consiguió hacerse un hueco en la agenda temática hasta el desembarco de las televisiones globales.

La información de las crisis humanas sirve para despertar a los dirigentes occidentales, que desde el fin de la guerra fría parecen poco preocupados por lo que ocurre en África. Empero, las imágenes que se regodean en la miseria y destacan la intervención de las agencias humanitarias y las ONG consolidan el imaginario: los africanos son míseros, pasivos, incapaces de superarse y dependientes de una ayuda que siempre, según la televisión global, llega de un Norte benefactor.

Todo el artículo en: http://www.portalcomunicacion.com/monograficos_det.asp?id=183&lng=esp

Transformar para comunicar, comunicar para transformar

Compartimos las reflexiones de Masticable sobre el libro de Vícto Marí. En concreto sobre el capítulo dedicado a Nuevos Movimientos Sociales y a su relación con las Tecnologías de la Comunicación y la Información.

 

Todo un género ya: hambre en el mundo (Art. de Millás en EPS)

¿Qué tipo de imágenes utilizamos para explicar la hambruna en el Cuerno de África? ¿Qué criterios utilizamos a la hora de elegir una u otra? Compartimos las reflexiones de Millás por si pueden servir de inspiración:

«Del mismo modo que hay frases  hechas que escuchamos como el  que oye llover,   hay fotografías  hechas que quizá vemos pero no miramos. Esta  es  una de ellas.   Podría  parecer  injusto  que ante  un drama humano como el  que muestra la  imagen nos  pongamos a  discutir   este  tipo  de cuestiones  técnicas.   Pero nada hay más humano que la  técnica».